Google, redes sociales, visitas a páginas web, compras en línea… Por años hemos ido entregando nuestra información personal por toda la internet sin el menor cuidado, aceptando términos de uso sin leer ni la primera frase y sin una remota idea de lo que hemos cedido. Hemos creado nuestro propio rastro digital del cual no somos conscientes, o peor aún, sabemos que existe, pero no le damos importancia.
Disfrutamos de los servicios “gratuitos” de las redes sociales sin darnos cuenta de que lo que creemos gratis, en realidad lo estamos pagando con información que vale oro: nuestros datos personales, gustos, aficiones, costumbres, opiniones políticas, viajes, relaciones personales… Pero cuando el producto es gratis, resulta que estamos pagando con nuestra privacidad.
¿QUÉ ES EL RASTRO DIGITAL?
La huella que dejamos por cada lugar por el que pasamos en internet es tu rastro digital. Cada clic se convierte en información que los sitios recaban y que en muchas ocasiones es vendida a terceros.
Nuestro rastro digital permite que empresas, gobiernos e incluso delincuentes sepan quiénes somos, qué hacemos, dónde lo hacemos, dónde hemos estado, qué nos gusta y qué no, qué necesitamos e incluso, por quién vamos a votar.
En cada clic estamos dejando una enorme cantidad de datos personales: nombre, ubicación, profesión, escolaridad, ingresos, familia, gustos, pasatiempos, tarjetas de crédito, datos de identidad.
No sólo se trata de lo que buscas en el navegador o los sitios que visitas, sino también las aplicaciones que usas y a las que les otorgas permisos sin detenerte a leer; y qué decir del GPS de tu dispositivo móvil o la información de geolocalización que puede guardar cada fotografía que tomas. Incluso las redes de wifi a las que te conectas son fuentes de información.
Usamos el teléfono celular como un gran almacén de nuestra intimidad, sin detenernos a pensar que personas con un poco de conocimientos informáticos pueden hackearlo fácilmente y robar nuestra preciada información privada.
¿PODEMOS RECUPERAR EL CONTROL?
Una vez que la información está en internet, perdemos su control y cualquiera puede acceder a ella. No importa que tú borres esa foto de la que te arrepientes o elimines una conversación incómoda, ya que subió a la web, puede ser tomada por tus amigos o por completos desconocidos que guardan capturas de pantalla, descargan fotos y videos o copian mensajes. Y lo más preocupante, todo lo que subes a internet se quedará almacenado en servidores que no están bajo tu control.
Así que la mejor forma de mantener nuestra privacidad es no compartir información personal y ejercer un fuerte control sobre tus interacciones en la red. Pero este consejo tal vez te esté llegando como 20 años tarde. Entonces ¿qué podemos hacer ahora?
REDES DEL HORROR
Seguramente estás pensando en las fotos que has compartido en Instagram, las opiniones en Twitter, tus conversaciones en Facebook… pero qué pasa con las cuentas de las que ya ni te acuerdas. ¿Qué sucedió con tu cuenta en Myspace o la de Hi5? La información que compartiste en ellas todavía podría andar por ahí.
Así que como primer paso para tratar recuperar un poco de control es cerrar las cuentas que no utilices. Para esto puedes ayudarte de páginas que se dedican a rastrear cuentas, como www.deseat.me que te ayuda a encontrar todas las webs a las que te has inscrito.
Redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter te permiten eliminar tu cuenta y si así lo deseas, puedes pedir que se elimine para siempre toda la información que compartiste a lo largo del tiempo.
Pero si no quieres llegar al extremo de eliminar tus redes sociales, revisa cuidadosamente las opciones de privacidad de cada una. Haz una revisión a conciencia de lo que estás dispuesto a compartir. Pero ten en cuenta que tu información no sólo se compone de las fotos que subes o los datos que proporcionas como tu edad, estado civil o escolaridad; cada “like”, cada post compartido, cada grupo al que te unes o las personas que agregas a tu lista de amigos también son información valiosa para empresas y gobiernos.
PONLE UN ALTO A LOS CORREOS MASIVOS
Deja de proporcionar tus datos personales al suscribirte a todo tipo de sitios que te prometen las mejores promociones y descuentos exclusivos al registrar tu correo con cualquier pretexto.
Esas lecciones exclusivas, los consejos gratis que recibirás al registrar tu email lo único que buscan son tus datos de contacto para poder agregarte a listas de correos para ventas.
Al menos que sea un tema que realmente te interese, no sueltes tu correo electrónico y datos básicos a cualquier sitio que visitas. Y si ya estás suscrito a decenas de sitios, pide que eliminen tu suscripción. Normalmente cada correo te ofrece la opción de eliminar tu email de la lista de forma automática. Y si no lo hacen, contacta al administrador para que lo hagan.
GOOGLE, UN CASO A PARTE
¿Has entrado a la configuración de privacidad de tu cuenta de Google? Si todavía no lo has hecho, dale un vistazo y quedarás horrorizado de la cantidad de permisos que le has otorgado.
No es casualidad que Google te sugiera exactamente lo que estás buscando. No se trata de brujería ni de que el buscador más popular te lea la mente: tú le has proporcionado toda la información porque rara vez nos detenemos a revisar la configuración de privacidad.
Google sabe lo que buscas en internet y los sitios a los que entras; tu ubicación cronológica: no sólo está enterado de a dónde vas si no que detecta si lo haces caminando o en automóvil; cuánto tiempo utilizas una app de tu smartphone; tus contactos telefónicos; tu estado civil y por supuesto, tiene un perfil con todos tus intereses: desde las recetas de cocina, el tipo de libros que lees o la música que escuchas, si te gusta la joyería o la ropa de diseñador; por supuesto, estos gustos los almacena con fines publicitarios. ¿Quieres comprobarlo? Revísalo en Personalización de anuncios.
Y aunque la revisión de la privacidad de tu cuenta de Google es un poco tediosa, es algo que tienes que hacer si valoras tu información personal. En este link puedes revisar la Configuración de Privacidad. ¡No lo dejes para después!, revísala ahora y me cuentas si tú también te fuiste de espaldas cuando te diste una idea de lo mucho que el gigante de internet sabe sobre ti.