Buscar una casa para pasar el fin de semana, revisar las opiniones, hacer la reserva y empacar es algo ya tan común que pareciera que lo hemos hecho toda la vida. Pero antes de que un par de estudiantes tuvieran la idea de rentar un espacio en su departamento, incluso un sencillo viaje era un poquito más complicado.
Tener que pagar el alquiler, la tecnología y la creatividad de jóvenes estudiantes dieron origen a uno de los negocios más lucrativos de la última década y que si bien ha revolucionado el mundo de la hotelería tradicional, no ha estado exento de controversias.
EL ALQUILER Y LAS CAMAS INFLABLES
La historia de Airbnb resulta muy interesante no sólo por cómo nació, sino también por la manera en que Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk han sorteado diferentes obstáculos para hacer crecer su empresa.
¿Pero cómo surgió esa lucrativa idea?
Hace 11 años, cuando Brian y Joe eran estudiantes de diseño y “roomies” en San Francisco se toparon con la sorpresa de que la renta del departamento en que vivían aumentaba 25 %. Así que para ganar algo de dinero se les ocurrió comprar camas inflables para el espacio que les sobraba en casa y ofrecer alojamiento cómodo y más barato que un hotel a quienes asistirían a un congreso en esa ciudad. La leyenda cuenta que sus primeros tres clientes pagaron 80 dólares cada uno, pero más allá de eso, les dejaron sembrada la idea de que aquello que llamaron “Air Bed & Breakfast” podía convertirse en un gran negocio.
OPORTUNIDAD, LA PALABRA CLAVE EN EL ÉXITO DE AIRBNB
Los fundadores de Airbnb supieron aprovechar la demanda generada por una convención. Su creatividad y un sitio web –en ese entonces sin mucha producción- los catapultaron a lo que más adelante sería un muy rentable negocio.
Después de aquella primera experiencia, Brian y Joe recurrieron a Nathan Blecharzyk, quien los apoyó para construir el sitio web que les permitió darse a conocer, posicionarse, pero sobre todo, facilitar a los huéspedes la búsqueda y reserva de alojamiento.
La clave estaba en que tanto huéspedes como anfitriones confiaran entre sí, que fuera una alternativa segura y que el proceso para reservar resultara sencillo.
POLÍTICA, CEREALES Y RECHAZOS
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, pues en un principio no tenían mucho dinero para hacer crecer su naciente empresa así que recurrieron a una opción alterna: vendieron cajas de cereal con los rostros de los candidatos presidenciales de Estados Unidos, Barack Obama y John McCain: sí, de nueva cuenta vieron la oportunidad y en esa ocasión aprovecharon la fiebre electoral para financiar su empresa. Varios miles de dólares y una historia que les abrió un espacio en CNN fueron las ganancias de esa idea.
Más de 15 veces fueron rechazados por inversores y hubo semanas en las que las ganancias apenas si llegaban a los 200 dólares, pero no dejaron de insistir, de gestionar recursos para invertir, de recurrir a incubadoras de empresas, de buscar qué corregir a su plan inicial. Con el tiempo, el esfuerzo dio resultado.
Entre las cosas que modificaron se incluye el nombre, que abreviaron de Air Bed & Breakfast a Airbnb y trabajaron también en la mejora de las fotos con las que se promovían los alojamientos. Parecen cosas simples pero esos ajustes hicieron una gran diferencia.
Con el tiempo, personajes como Ashton Kutcher decidieron invertir en esa empresa. Y aunque no niega que al principio dudó -¿quién querría tener a un desconocido durmiendo en su sala?-, finalmente le vio potencial y le entró al negocio.
TROPIEZOS Y POLÉMICAS
Pero así como Airbnb se convirtió en un modelo de negocios innovador, también hay temas que han enturbiado su historia.
Uno de ellos son los casos denunciados por algunos anfitriones que se quejaron porque sus huéspedes causaban destrozos y la respuesta inicial de Airbnb no dejó contento a nadie, pues decidió que no se encargaría de compensar los daños. Fueron tales las críticas que la empresa debió rectificar y ofrecer un seguro a quienes tienen espacios en renta.
Otro aspecto que ha desatado polémica es el tema legislativo y la competencia que los hoteleros califican como desleal, pues en muchos países para los espacios de Airbnb no es obligatorio cumplir con regulaciones e impuestos, como sí se exige a los dueños de hoteles.
Aun así, los tres fundadores de Airbnb que gestaron la idea cuando ni siquiera habían cumplido los 30 años de edad han logrado mantenerse en el complejo mundo de los negocios, volverse millonarios y marcar tendencia gracias a la creatividad, pues como dijo alguna vez Blecharczyk: